Para
nosotros los Corraleños, fue satisfactoria noticia de la llegada de una
petrolera, creciendo en nosotros la idea de una mejor vida: económica, social,
tecnológica, educativa…, pero con el paso del tiempo, vimos una montaña que ya
no era más que un desierto, lo pocos trabajadores corraleños que a su vez no ganaban
más que sueldos indignos, familias desplazadas de sus tierras por el temor a
varios escapes de gas estos al mismo tiempo trajeron como consecuencia
deserción escolar, poca siembra en nuestros campos….
Hoy
están visible que la extracción de esta materia prima con su tecnología ‘’tan
avanzada’’, está dejando una huella irreparable en el ámbito ecológico,
reflejada en cambios climáticos, suelos infértiles y contaminados que afectan a
nivel general la cantidad y calidad de
los cultivos aledaños, inhabilitándonos económicamente como corraleños arraigados al campo,
lastimosamente hoy solo nos queda una pregunta: ¿de que vamos a vivir? pues el agua
fue secada y la poca que nos quedo está contaminada.
Ahora
es más que notable las ideas tan promisorias que tuvimos, pues no tuvimos en
cuenta lo momentáneas que serían y las consecuencias tan expandidas y negativas
que nos dejarían.
Otro
aspecto para analizar es el ‘’dichoso tratado de libre comercio TLC’’, que ha
permitido el ingreso de estas inconscientes empresas, las cuales buscan
satisfacer la codicia de unos pocos, abarcando gran territorio colombiano,
llevando los que nos pertenece a otros países o simplemente cambiando estos
recursos por dinero, a caso nos falta entender el significado de nacionalidad,
para apoderarnos de lo que nos pertenece.
Por
eso para mí, es satisfactorio y gratificante saber que se están permitiendo
espacios para que podamos dar a conocer los efectos tan negativos para nuestra
región y el rechazo para la continuación de la extracción de petróleo.
Solo
me resta el gran deseo de que no se le sigan otorgando más licencias, dejando
este contexto un gran mensaje reflexivo para tratar de disminuir tantos daños
que le hemos ocasionado al ecosistema.
DIANA XIMENA CELY COLMENARES
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